Perspectivas Masculinas
A lo largo de mi vida he disfrutado sentipensar la trama de la realidad humana, en particular el territorio masculino, que incluye tanto al hombre como a la mujer en los aspectos masculinos. Mi avidez por el tema fue surgiendo a raíz de ciertos desafíos, algunos nítidos, otros más confusos, con que me he topado en el camino.
Tras el impulso inicial en que di la vida por hecho, comencé a preguntarme qué significa ser hombre. ¿Debo hacer algo con mis rabias, mis miedos y tristezas: me hace hombre darles voz, o es mejor guardarlos en un cofre? ¿Es ser hombre algo que se va sabiendo en cada etapa sin ser pensado, o requiere ser forjado a fuego lento de la mano de alguien? ¿Y qué de la sexualidad, cómo debe ser vivida? ¿A quién puedo acudir por guía para desarrollar un masculino vital y amoroso y poder ser un hombre pleno? Siempre he pensado, por ejemplo, que los hombres nacemos más desubicados que las mujeres, pues cuando nos damos cuenta de que no somos mujer -como mamá- y alzamos la cabeza para ver a papá, ¿dónde anda él, qué tan presente está realmente? ¿Nos sirve de guía y mentor?
Mi padre, a quien amé y admiré en otras lides, era tan lejano y mudo en estos temas como un santo de yeso parapetado en la pared de una iglesia. Jamás le escuché decir algo concerniente a su vida sexual o a la sexualidad en general, ni a nada emocional. Yo fui un osito pésimamente lamido, y en cuanto a mi sexualidad y a lo que implica ser hombre, no fue nada mejor. Tanto en mi familia como en el curriculum del colegio y en el dogma católico dentro del cual crecí, la palabra sexo era un tabú gigante, invisible, y todas las cuestiones fundamentales a la vida se enmascaraban con temas funcionales relacionados al hacer, al futuro, al éxito.
Recuerdo el inicio de mi adolescencia, cuando, llegado cierto día, alguna amiga de barrio invitaba a unos amigos a su casa para celebrar su fiesta de 15 años, ocasión maravillosa y esperada con ansias, que implicaba sacar a bailar a las amigas. A mí, que era tímido y descubría la sabrosura del bolero, ese momento me permitía invitar a bailar a cierta amiga. Asustado, mi corazón a galope en el pecho, me dirigía a ella, la tomaba de una mano, ponía mi otra mano abierta, bien abierta sobre su grácil espalda y, en medio del jolgorio y la música, me pegaba a ella lo más posible con mi secreta pasión tan oculta como los nervios que corrían por mis venas. Lo mejor sucedía cuando acercaba mi cara a su cuello y lograba olerla. El mundo se detenía. Era el maravilloso terror de sentirme atraído por una mujer.
Entonces, un día, hablando los amigos hombres, nos dimos a confesar qué pasaba por nuestra cabeza mientras bailábamos con esa amiga que nos gustaba, pues si bien los dos cuerpos parecían sintonizados, recostados el uno al otro, en cada uno debía suceder una danza diferente. Fue cuando uno de los amigos mostró, como si de un tesoro escondido se tratase, un dibujo en su cuaderno, el de un demonio negro, potente, de cachos rojos, que perseguía con su enorme pene rojo a una chica que huia. “Esto es lo que quiero”, dijo, y señaló su obra con alboroto, mientras reíamos nerviosos, juveniles, torpes, destapando un secreto difícil, con tufo a pecado.
Al divagar sobre lo que supusimos que ella, cualquiera de ellas, quería,
imaginamos que debía ser algo así como un nido de flores donde la pareja pudiese yacer entre besos y caricias. Y al contrastar esa imagen con lo que nosotros buscábamos, vimos que si todos soñábamos con encontrarnos, lo hacíamos desde y hacia polos contrarios. Esta paradoja me animó durante décadas a curiosear e intentar resolver ese espléndido misterio.
50 años después, hace un mes, bajo el signo celeste de Leo, nos reunimos 23 hombres durante tres días. Para el saludo, hicimos un círculo, abrazados por los hombros, mirando a los ojos a los compañeros, sintiendo el poder y el temor, la curiosidad y la emoción de no saber qué era aquello que nos reunía, que a la vez era obvio: lo masculino, y ser hombre.
Hubo testimonios (palabra que curiosamente viene de testículos) preciosos, conmovedores, y conversaciones sencillas, muy humanas, que nos unieron con sentido profundo hasta pasada la medianoche, y luego las dos de la madrugada, ante fogatas animadas. No queríamos perdernos de nada. Se me hizo un encuentro valioso, potente, y quiero desde acá abrazarlos, hombres, y agradecerles haber abierto el corazón, la medicina urgida hoy.
ॐ
Herramienta

Diálogo con órganos
Hace poco, en medio de una tos persistente y una flema que me despertaba ahogada en la mitad de la noche, me encontré en medio de la incomodidad y el miedo. No entendía lo que me estaba pasando, el médico no identificaba más que un posible virus, sin embargo yo estaba viviendo momentos de ahogo que me angustiaban profundamente. Entonces recordé la invitación a la curiosidad: si el síntoma no es el enemigo, me pregunté, entonces ¿qué quiere ser visto a través de esta flema?
Esa pregunta abrió una relación distinta con lo que me estaba pasando. Ya no se trataba solo de un malestar físico, sino de un mensaje más profundo que quería descifrar. Poco a poco el síntoma se volvió un símbolo y fue reflejando lo ahogada que estaba con un par de cosas no dichas, que tenía atascadas como la flema aquella. Un dolor guardado que me entristecía y no había reconocido. Un silencio que me estaba llevando vertiginosamente a perder mi libertad, y me dejaba sin aire.
Te invito a una práctica
Por Sandra Barreto
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Me gusta celebrar esta vida al vivirla plenamente.
Es posible que sea mi única vida.
Mito

Urano
En la mitología griega, Urano es el dios primordial del cielo y esposo de Gea, la Tierra. Representado como un ser celestial cubierto de estrellas, Urano personifica la majestuosidad y la inmensidad del firmamento. Fue el padre de los titanes y las titánides, así como de otras criaturas y fenómenos celestiales.
Este gran patriarca fue un tirano que sometió con crueldad a su esposa e hijos, ejerciendo un dominio absoluto sobre ellos. Su negativa a darles libertad desencadenó una rebelión liderada por Crono, el más joven de los titanes, quien lo derrocó y lo castró. Pero Crono, por su parte, perpetuó el patrón de tiranía.
Más adelante, sería Zeus, hijo de Crono, quien tomaría el control del Olimpo. A pesar de su ascenso, la Tierra, esa Gea fértil y sagrada, desde entonces fue profanada por la mano abusiva del patriarcado.
La figura de Urano representa el poder y la autoridad caída del cielo, la opresión y el desorden que pueden surgir del abuso de poder, una herencia que Crono y luego Zeus no lograron o no quisieron transformar.
Nuestros líderes locales y mundiales de hoy, ¿qué tanto se asemejan a Urano, a Crono y Zeus en sus actitudes despóticas, sádicas, sin duda narcisistas, de culto a sí mismos? ¿Es el tamaño del dolor que infligen un espejo de la calidad de ellos mismos? ¿Y qué dice esto de nosotros?
Psicológica y arquetípicamente hablando, es el hijo quien ha de matar al padre. No al revés. Solo así podrá ese hijo llegar a erguirse en Rey soberano de su propia vida, responsable de su forma de ser y de pensar, sin abrigarse bajo el paraguas de ninguna ideología ni jerarquía. Un adulto empoderado no se somete a ser menos que nadie pues ocupa y honra su ser, su propio campo. Eso, y no menos, la vida en evolución espera de cada quien.
ॐ
«Mil gracias Josema y Cata por ayudarme con su presencia siendo testigos de mi camino. Voy comprendiendo algo que alguna vez leí. Que necesitamos ser vistos sanando; Un testigo amoroso para que integrar lo aprendido sea profundo y genere cambios en la vida.»
Daniela Lambarri – MieL Cocuyos. Agosto 2025
La voz del chela

Me pongo al servicio de la vida
En mí pulsa la necesidad de compartir eso que descubro,
lo que reconozco, lo que aprendo,
lo que me pillo en medio del viaje, eso que voy siendo.
Sirvo completa: con la caricia y con la espada.
Sirvo viendo al otro y sabiéndolo capaz,
cuidando su entorno para que pueda soltar y ser.
La vida sabe qué decir y qué no,
y yo la dejo hablar.
También estoy en este viaje,
sentada, respirando y sintiendo.
Y al sentir, intuyo qué va pasando.
Sin juicio, solo observo:
cada camino, cada dolor, cada mito.
Recibo lo que me corresponde:
eso que veo, eso que oigo,
eso que me habla a mí.
Me conmueve la claridad de la vida.
He caminado por paisajes internos
que no sabía que habitaban en mí.
Me he vaciado para recibir.
He sido testigo del misterio en otros,
y otros han sido testigos del mío.
He aprendido a sostener sin cargar,
a mirar sin intervenir,
a servir sin invadir.Ser chela es ser canal,
confiar en el ritmo de lo invisible,
escuchar con el corazón abierto y la mente rendida.
Recordando que todos somos medicina.
Adelaida Giraldo
Santa Elena. Ant, Junio 2025
ॐ
CreArte MieL
Escribir, bailar, dibujar, cantar, esculpir, ¡crear!
son poderosas herramientas en el proceso de integración de la experiencia con medicina. Permitirse compartirlas es, además, un medio que acompaña e inspira a otros. Gracias a todos por con-tribu.ir.
ॐ
Canción
Soberana de mi
Me saboreo en la incomodidad de estar sola
hasta que me sepa bueno mi compañía.
Yo soy mi medicina, guardiana de mi energía
y mi voz es mi poder.
¡Soy soberana de mí! (x3)
Estoy descubriendo formas
de sentirme segura con mi compañía;
mi intuición es mi guía
y mi fuerza interna, mi poder.
¡Soy soberana de mí! (x3)
Luisa Milena Dueñas – Lumi
Cultivando el Correcto Temple, Julio 2025
ॐ

Afrodita y la Creación
Con esta imagen quiero abrir una reflexión
sobre las sincronías de la vida,
que a veces parecen demasiado precisas
para ser casualidad.
Recuerdo con nitidez ese momento en el que estaba agotada,
tocando un punto profundo entre el dolor y la belleza de existir.
Llena de miedo, de vulnerabilidad, me quebré en llanto.
Y en medio de ese umbral, apareció una pregunta:
¿Estás dispuesta a lanzarte al misterio de la vida nuevamente?
Y aunque el miedo estaba ahí,
decidí responder desde el amor.
Dije «LLES», como Josema,
y algo se movió dentro.
Hace poco supe que estaba embarazada.
Hoy, con más de nueve semanas de gestación,
no puedo dejar de sentir que todo ha sido parte
de una gran conspiración amorosa.
Maitri fue esa antesala de disfrute
y creación que me llevó, sin saberlo,
a embarcarme otra vez en este camino de la maternidad.
Alejandra Gaviria
Maitri, Marzo 2025
ॐ

Resignificar el clóset
Un lugar que tanto daño y dolor le hizo a mi alma,
un lugar del que creí haber salido a mis 19 años…
pero qué lejos estaba de deshacer esas cadenas
tan profundas que traía desde el útero.
A este clóset, hoy le digo Gracias infinitas.
Ya no eres una cárcel, eres un útero sagrado,
de donde emergen infinitas posibilidades para crear,
para mostrarme al mundo
y dejar ver toda mi luz
sin miedo.
Solo amor.
Camilo Andrés Rengifo
MieL Villa, marzo 2025
ॐ

Divertimento
Dejarme llevar
soltar, fluir, todo un divertimento,
agua, tierra, naturaleza vibrante.
Plumas, hojas, ojos en un fluir constante,
río de vida, todo vibra y toma vida.
Hay placer, hay alegría
música y poesía
Vuela libre la imaginación en mi mano.
¿Un inconsciente-consciente?
Dibujar es meditar,
Tejo mi pensamiento en una espiral constante.
Vivir, todo un divertimento.
Carmen Mazariegos
Cultivando el Correcto Temple, 2025
ॐ

Autorretrato: entre la máscara y la sombra
Este retrato bordado con máquina de coser
no busca embellecer, sino revelar.
Son líneas tensas, torpes a veces,
como lo es el intento de mirarse de verdad.
De un lado, la máscara: lo que muestro,
lo que elijo construir frente a los demás.
Del otro, la sombra: lo que escondo,
lo que no sé cómo mostrar,
o lo que ni siquiera sabía que estaba.
Cada puntada, una confrontación.
El hilo no disfraza, raspa.
El trazo no embellece, insiste.
Mirarse, coserse, desnudarse con hilo.
Aquí el cuerpo es honesto, y la cara aun enredada, sin filtros.
Este retrato no pretende agradar. Pretende ser,
porque mirarme de verdad, sin maquillaje ni filtros, ni roles, cuesta.
La manera más honesta de habitarme.
Carolina Ospina Salcedo
MieL Villa, marzo 2025
ॐ

El arquetipo del guerrero en mi
Renovar la vida no es sencillo;
duele reconocer lo que ya no sostiene
y enfrentar la dificultad de soltarlo.
Como el águila, me arranco lo viejo
para permitir que lo nuevo nazca.
En el arquetipo del Guerrero reconozco
mis sombras: dureza, lucha, exigencia.
Y también mis luces:
claridad, fuerza y dirección al servicio de la vida.
El arco y la flecha en mis manos son mi propósito:
no disparo con prisa, sino sosteniendo la tensión,
afinando la mirada y dejando volar la flecha
hacia lo que verdaderamente me llama.
El águila me recuerda la visión,
el león, la calma que también es poder,
y la montaña, la raíz que sostiene.
Aprendo a habitar al Guerrero como parte de mí:
una fuerza que se entrega a la vida,
una flecha que vuela hacia mi destino.
Alexandra Gómez Londoño
Curso, Incursión Sentida en el Territorio Masculino – 2024
ॐ

Kyanjin Ri, Nepal
Cata pone el símbolo de Caminamos con Corazón
y agradece a la Vida,
pidiendo bendiciones para todos los seres sensibles.
ॐ
Relatos del alma
Reconciliación conmigo
y con las medicinas sagradas por medio del masculino
Experimenté un estado expandido de consciencia sin medicina sagrada cuando habité mi realidad con atención plena y disposición de aprender. Ocurrió en un retiro con 20 hombres, contundente y expansivo por su sencilla profundidad.
El retiro era conectar conmigo mismo a través de la interacción con otros hombres. Un gran desafío. La mayoría eran desconocidos, y eso activó un mecanismo de defensa que suelo usar cuando me siento inseguro: hablar mucho y escuchar poco, en modo supervivencia, y no quería mostrarme vulnerable. Temí el rechazo. Condicioné mi apertura a la idea de que solo con medicina podría mostrar lo que guardo en intimidad. Por esa razón al momento de presentarnos, no estaba dispuesto a compartir la verdad.
Después del desayuno subimos al salón de reuniones y pensé “…bueno, a qué horas es la medicina, no creo que sea bueno con el estómago lleno, seguro es más tarde”. En esta ocasión, cada uno debía sacar una tira de papel de una bolsa, leerla en voz alta y completar la frase. Yo, a la defensiva, pensaba: “¿leer una frase en frente de todos y complementarla? Ni por el putas”. Cuando me tocó, la frase decía: “Yo me siento menos que los demás porque…”. Se me nubló la vista, las sienes se tensaron y un nudo me apretó el estómago. Sentí vergüenza, y dije cualquier cosa para salir del paso. No quería quedarme en la incomodidad de estar expuesto, sobre todo porque sabía que ese papel hablaba de mí. Yo quise huir.
La mañana avanzó con otro compartir: “¿Cómo estás con tu rabia? ¿A qué sabe tu rabia?”. La energía se movió de inmediato. Para muchos emergió la figura paterna y despertó sensaciones viscerales; se notaba en sus caras y gestos. Sin embargo, yo no compartía ese sentir. Mi padre simplemente me decepcionó. Hasta que un hombre descargó su furia contra una colchoneta con tal fuerza que algo se abrió en mí. Conocía esa sensación, pero no me atrevía a hablarla en el encuentro.
Todavía incómodo, me acerqué al Chela y pregunté cuándo tomaríamos la medicina. Con serenidad, respondió “En este retiro no va a haber medicina”. Entendí que el retiro sería a “palo seco”, un encuentro conmigo mismo sin apoyos externos. Decidí empezar a abrirme.
Sentí mi rabia a flor de piel, y con lágrimas en los ojos dije que esa fuerza se activaba con la figura materna. Lo exprese vulnerable, sin máscaras. Mi rabia era haber entregado mi poder personal para satisfacer necesidades ajenas. Seguía culpando a mi mamá por ello, en una pataleta que me impedía asumir agencia sobre mi vida. Esa claridad me permitió abrirme a mis pares, diciéndo que yo me he sentido menos que los demás porque esa sensación de inferioridad es un mecanismo de defensa para que otros resuelvan lo que me corresponde. Busco evitar doler. Me avergüenza reconocer que uso formas creativas como la victimización, y violentas como el resentimiento, la manipulación o la comunicación pasivo-agresiva, para que otros carguen lo que me corresponde asumir: mi dolor.
La jornada siguió con la rabia como punto de encuentro. La experiencia de uno nutría la de todos porque cada quien alimentaba lo colectivo. Un verdadero regalo. Ese intercambio profundizó una idea: virilidad y virtud como sinónimos, herramientas para traer verdad a nuestras vida. Recuerdo a Josema preguntar algo parecido a por qué elegíamos relacionarnos con la vida desde los miedos y no de las virtudes, y nos dividimos por grupos llevándonos una pregunta: “¿Cuál es el miedo a brillar?” Vi que brillar es un proceso de aprendizaje, de ir quitando capas y máscaras creadas por los propios miedos, creencias limitantes y agregados mentales.
Después de mi divorcio la vida no me dio más opción que visitar mi miedo más profundo: estar solo. Ese “monstruo” resultó ser —y sigue siendo— una de las experiencias más importantes y expansivas que he caminado. No fue el terror que imaginaba. Al visitarlo, a pesar de la incomodidad, he aprendido a recuperar agencia en las distintas áreas que hoy componen mi vida. Por eso, entendí que mis miedos visitados se convierten en verdaderos regalos. .
Al día siguiente caminamos la montaña, sin hablar ni ver, invitación a habitar el cuerpo y a confiar en mi masculino. La actividad exigía presencia: los sentidos aguzados, y pese a la oscuridad y los tropiezos, avancé hasta donde compartiríamos la palabra. La confianza de mi masculino desbalanceada generacionalmente, un linaje marcado por el abandono paterno y por la entrega del poder a figuras femeninas quienes, por miedo a ser heridas sobreprotegían a sus parejas e hijos al punto de inutilizar. Por mucho tiempo de mi vida estuve repitiendo ese patrón, trayendo mucho dolor a las relaciones. Y si ninguno de los hombres de mi familia había tenido la valentía de permitirse ser vulnerable, yo estoy haciendo ese trabajo: buscando traer verdad a través de la vulnerabilidad. Hoy reconozco esta fuerza como una de mis virtudes más grandes para vincularme conmigo y otros.
Luego, en parejas, en silencio y sin apoyo, en una actividad magnífica, comprendí en mis tripas que mi hija es la encargada de caminar su propio camino, a su ritmo, y que es inevitable que duela al vivir lo suyo. Yo solo puedo acompañarla en su aprendizaje de sí misma, estando ahí para ella.
Ví que la angustia y el afán que vivo en la cotidianidad son, en realidad, invitaciones a la calma, cuando la vida pone obstáculos en el camino. Aunque su forma —una quiebra, un duelo, una pérdida— escapa a mi entendimiento racional, son oportunidades para aprender a rendirme, a no reaccionar al miedo, a la incertidumbre. Estoy descubriendo cómo jugar el juego de la vida, que puedo contener desde mi masculino y, al mismo tiempo, dejarme contener en esa energía.
Estoy profundamente agradecido con cada uno de los hombres que asistieron pues me nutrió de manera poderosa; lo que cada uno atravesaba se convirtió en espejo de mi experiencia. Deseo que quienes tengan la oportunidad de vivir algo así se permitan hacerlo cuando la vida los invite.
Gracias a esta experiencia hoy cuento con una visión distinta de las medicinas sagradas. Siento que en el pasado no las había tomado con el respeto y consciencia que merecen. Pienso que he estado impidiendo que estas actuaran completamente al depositar la responsabilidad que me compete asumir en ellas. Por eso, ahora siento que acá hay algo especial por explorar cuando sea el momento.
Andrés Felipe Rivas Cardona
Retiro de hombres – Agosto 2025.
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¿Te atreves a entrar?
Un escrito íntimo, de un encuentro con mi verdad.
¿Alguna vez te has preguntado qué pasará con tus huesos cuando tu cuerpo ya no esté? ¿En qué se convertirán aquellas estructuras que tanta vida sostuvieron?
Sedimento, roca, calcio que alimentará los huesos de quien siempre te sostuvo: la gran madre.
Domingo 08 de septiembre, 2025. 6:05 a.m.
Me levantó una gran tormenta en mi mente, una voz vieja, ya marchita, que encontró vida en mí a través del cordón umbilical que me daba la vida mientras flotaba en aquel útero oscuro y cálido antes de llegar a la vida.
Pero eso no lo sabía entonces.
Tomé mi cuaderno, me preparé un cacao y me senté en uno de los altares que nos había estado acompañando en un gran viaje a las profundidades del alma. Podía sentir como la medicina que me había acompañado a bucear en mi inconsciente, volvía a despertar en mis células.
“No tengas miedo” me susurró…. “Respira y pregúntate con firmeza: ¿de quién es esta voz?”
Cerré mis ojos, mis manos temblaban y mi cuerpo se mecía de un lado a otro, intentando acompañarme a sacudir aquellas viejas memorias que en forma de voz, se habían apoderado de mi fascia, dejando una memoria muy dolorosa pegada a mi cuerpo, y que llevaba cargando desde que tengo memoria.
Poco a poco empecé a comprender el origen de aquella voz que tanto había maternado como mía, y los hilos que nos entretejían comenzaron a soltarse. Aunque estábamos conectadas por ese cordón, aquella voz le pertenecía a mi madre.
Lágrimas caían por mis ojos. Imágenes de claridad se desplegaban una tras otra, y mi cuerpo, aún meciéndose, comenzó a moverse en espiral, como si mi columna —ese lugar donde todo comenzó- recordara su movimiento primario.
Cuánto han sostenido mis huesos.
Hasta mi propia columna aprendió a girarse para poder ver de frente el dolor de mi madre, que tanto intentaba comprender, mientras me cargaba en su vientre. Las incesables preguntas en su mente eran el eco que resonaba dentro. Su llanto, su dolor y un profundo miedo al abandono, rugían en las paredes que me contenían. Y también un bálsamo de amor acariciaba mi cuerpo— el amor que nos unía.
Ellos, mis huesos, también aprendieron a sostener, no solo mi propia vida, sino la vida que me antecede. Huesos que son sedimentos, huellas de una memoria infinita que nos recorre desde antes del comienzo.
De eso también estás hecha: de memorias antiguas, de dolores compartidos, de la fuerza silenciosa que atraviesa generaciones hasta encontrarse con tu mirada.
Entonces, si ellos son las estructuras más antiguas que nos anteceden, ¿a dónde irán cuando ya no estemos? ¿A dónde, cuando ya no tengan que cargarnos?
Tal vez regresen a la tierra, como piedras que vuelven al río. Tal vez se disuelvan en polvo y se hagan alimento para nuevas raíces. Tal vez se encuentren volviendo a aquella cordillera montañosa para convertirse en silencio eterno.
O quizá, simplemente, continúen este viaje infinito, guardando en cada fragmento la memoria de todo lo que sostuvieron.
Porque los huesos también saben descansar. También saben entregarse, rendirse, quebrarse, y trascender.
Sábado 08 de septiembre, 2025.
No sé qué hora era. En medio del profundo viaje con mi alma, me quité el tapaojos y la vi sentada.
“Qué te dijo la culpa?” le pregunté… y comenzamos a entretejer una conversación de alma a alma. Ella intentaba poner en palabras lo que yo del otro lado interpretaba como un ser que recuerda que todo pertenece: la rabia, el miedo, lo “bonito” lo “feo”, el amor, el desamor, lo amplio, lo pequeño.
“La verdad es que la dualidad no existe” le dije…
Sus ojos se abrieron y me pidió que le contara más.
Entonces dejé salir a esa alma filósofa que me habita, y comencé a compartirle un concepto del Tantra Shaiva que hace muchos años me llegó a través de una gran maestra.
Mi voz, alegre de portar una verdad más profunda, comenzó a hablar:
Si lo resumo en pocas palabras: todo lo que parece separado —luz y oscuridad, placer y dolor, dentro y fuera— nace de una misma esencia. Es como un solo océano que se expresa en infinitas olas: cada ola parece distinta, pero todas son agua.
Lo que cambia es la manera en que lo experimentamos, como un espectro de la misma unidad. Rabia y amor, tristeza y alegría, sombra y luz: no son opuestos, sino distintas formas de mostrar la misma totalidad.
¿Por qué te estoy contando esto? ¿Y qué tiene que ver esto con los huesos, la madre y las voces marchitas?
Porque así como no existe la dualidad, tus huesos lo cargan todo. Pues ellos saben en lo profundo que aquel dolor que tanto pesa es, en realidad, la otra cara del mismo amor infinito.
Un amor que algún día podrás tocar… si te atreves a entrar en él. Atreverte a entrar al laberinto interior es abrirle la puerta a tu dolor, y por ende a tu amor. Porque solo atravesando la espesura de la herida puede revelarse la vastedad de tu propio corazón.
Y esta es la razón por la que hoy, a mis 34 años, puedo decirte que jamás en mi vida me había sentido tan ligera, y que por fin mis huesos pueden descansar. Así que antes de irme te pregunto: ¿Te atreves a entrar?
Con amor,
Juliana Ramos
Tres Diosas, Un Alma, Septiembre 2025
—
Quiero agradecer profundamente al corazón de una mujer que llegó a mi vida hace 4 años. Desde su valiente caminar con CoRazón, me ha acompañado a bucear en mi alma y, en ese viaje, me ha ayudado a descubrir los grandes tesoros que hoy también llevo puestos en mis huesos.
Gracias, Catalina Salguero, por tu servicio a la vida.
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Talleres MieL
Todos los que han participado y participan en nuestros talleres, ¡GRACIAS!
Te ayudas, nos ayudas y ayudas a la humanidad.
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Santa Elena – Junio 2025
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El Retiro, Cocuyos – Agosto 2025
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Casa Medicinal, Bogotá – Agosto 2025
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Retiro de hombres – Agosto 2025
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Tres Diosas, Un Alma – Septiembre 2025
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PRÓXIMOS EVENTOS

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FestiMieL
Se acerca FestiMieL, en Dapa, cerca de Cali, un espacio tiempo para celebrar, con música de musas en vivo, juego y encuentros repletos de magia. Y sí que vamos a celebrar juntos este magical mistery tour de la vida en la mejor compañía entre constelaciones de amor, belleza y gozo, ante fogatas que iluminan de abrazos el cuerpo y la imaginación, ebrios de compartir, de generosidad en la entrega, de belleza, risa en boca y poética presencia, gratitud total. El año pasado un amigo llamó a FestiMieL “una bacanal de dicha y hermosura que transforma vidas”, oración preciosa que no exagera el tamaño del disfrute y del regalo. Así que nos vemos allá, no queremos extrañarte.
Encuentra más información en este enlace:
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Red de Indra trimestral
El contenido de Red de Indra nutre espacios, reflexiones y compartires de valor y queremos que puedas apreciarlo. Por eso es trimestral. Esperamos siga siendo un complemento para tus días y un espacio al cual recurrir en busca de relatos y herramientas para caminar este viaje de héroe que tenemos la gracia de compartir.
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Caminamos en Instagram
Queremos tener viva la conversación, tejer redes de consciencia y nutrir este vínculo. Decidimos dar un salto e incursionar en otras vías para llegar a más personas con interés en explorar la casa del alma y sembrar más verdad, belleza y bondad en su vida.
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CreArte MieL
Nos encantaría recibir tus prácticas creativas de integración.
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Podcast.
La clínica psicodélica: conversaciones sobre caminos de vida
En este podcast, el periodista y psiconauta Jorge Caraballo sostiene una charla con Josemaría en la que indagan en la historia de vida particular que llevó a Josema del ciclismo al estudio de filosofía y religión, hasta aterrizar en el quehacer como acompañante de procesos terapéuticos con medicinas sagradas.
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